Las casas de Pablo Neruda
El mar
El Océano Pacífico se salía del mapa. No había donde ponerlo. Era tan grande, desordenado y azul que no cabía en ninguna parte. Por eso lo dejaron frente a mi ventana.
Los humanistas se preocuparon de los pequeños Hombres que devoró en sus años:
No cuentan.
Ni aquel galeón cargado de cinamomo y Pimienta que lo perfumó en el naufragio.
No.
Ni la embarcación de los descubridores que rodó Con sus hambrientos, frágil como una cuna desmantelada En el abismo.
No.
El hombre en el océano se disuelve como un Ramo de sal. Y el agua no lo sabe.
- Pablo Neruda
Los años de viajes, trabajo y exilio llevaron al poeta Pablo Neruda a muchos rincones del mundo. Y tantos de ellos se los llevó a su hogar, que siempre fue Chile.
Enamorado del mar, tuvo la bahía de Valparaíso a sus pies viviendo en el Cerro Florida, en la casa que llamó La Sebastiana. Esta casa de cinco pisos y pequeños aposentos, cálidamente alberga a sus visitantes mostrando sus rincones llenos de luz.
Visitar La Sebastiana es toda una aventura porteña, que inicia en uno de los trece ascensores que quedan en la ciudad y que llevan por un módico precio a los visitantes "hasta la punta del cerro". El regreso al nivel del mar se puede hacer por la misma vía o caminando por las estrechas calles llenas de grafitti.
Nota: Después de la publicación de este artículo, el gobierno chileno adquirió los ascensores para restaurarlos. El ascensor aquí mencionado no está en operación actualmente.
Cuando de Santiago se trató, Neruda se refugió en La Chascona ("la despeinada"), una hermosa casa en el epicentro del bohemio barrio de Bellavista, a los pies del Cerro San Cristóbal, a pasos del río Mapocho y a cuadras de los movimientos estudiantiles y del centro histórico de la ciudad. Ahí reside ahora la Fundación Pablo Neruda.
Pero su preferida, la casa donde pasó sus últimos años, es tal vez la que mejor representa esa inmensa personalidad marinera, en Isla Negra, localidad costeña ubicada a poco más de una hora de Santiago (y que no es una isla) tajantemente ubicada frente al mar y llena de detalles marinos desde sus jardines y por todo su interior. Aquí Neruda fue Neruda.
Todo en la casa de Isla Negra está dedicado al mar.
Es en Isla Negra Neruda escribió y luego hizo tallar en las vigas los nombres de los poetas amigos que partieron demasiado pronto.
En esta casa, construida a semejanza de un navío, con puentes, techos bajos y pisos de madera rechinantes, llena de mascarones de barcos, conchas y curiosas colecciones, es donde se encuentra su tumba, junto a la de su amada Matilde, frente al mar.
