Las casas de Pablo Neruda
El mar El Océano Pacífico se salía del mapa. No había donde ponerlo. Era tan grande, desordenado y azul que no cabía en ninguna parte. Por eso lo dejaron frente a mi ventana. Los humanistas se preocuparon de los pequeños Hombres que devoró en sus años:
No cuentan. Ni aquel galeón cargado de cinamomo y Pimienta que lo perfumó en el naufragio.
No. Ni la embarcación de los descubridores que rodó Con sus hambrientos, frágil como una cuna desmantelada En el abismo.
No