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El Blog de Experience Travel

Un destino sin igual: Chipre


Llena de historia, esta pequeña isla europea, tercera en tamaño después de Sicilia y Cerdeña, tiene en su territorio playas tranquilas de un azul profundo, bosques de cedros, montañas, viñedos para degustar el vino más antiguo del mundo y un buen puñado de vestigios arqueológicos.


Además de las ventajas y la belleza que le dio la naturaleza, también algunos de los hechos o mitos más conocidos de todos los tiempos tuvieron lugar en Chipre: aquí nació Afrodita, la diosa del amor; también el filósofo estoico Zenón; Marco Antonio se la regaló a Cleopatra en tiempos del Antiguo Egipto; está la tumba e iglesia de Lázaro, que después de resucitar, fue obispo y murió en la isla; permanece enterrada la madre adoptiva de Mahoma, por lo que para los musulmanes es un lugar de peregrinación, el cuarto en importancia después de La Meca, Medina y Jerusalén; fue el sitio donde se casó el mítico cruzado Ricardo Corazón de León y en un castillo del norte vivía Otelo, el personaje que inspiró la obra de Shakespeare.

Hoy, los vestigios de cada una de estas culturas y de muchas otras que pasaron por aquí siguen vigentes y conviven, formando un cuadro ecléctico y original, ideal para viajeros que buscan nuevos destinos que, además, son cautivadores.

La isla siempre fue un puente entre África, Asia y Europa. Está ubicada a 113 km al sur de Turquía, 120 km al oeste de Siria y 150 km al este de la isla griega de Kastelorizo.


Desde una mirada geográfica, pertenece al suroeste asiático(Cercano Oriente), pero política y culturalmente se considera parte de Europa.

Desde 1974, Chipre está dividida en dos. En Nicosia, la capital, una "línea verde" divide al país en la República de Chipre, hacia el sur y con asiento en la ONU desde 1960; y la República Turca del Norte de Chipre, solo reconocida por Turquía y la Liga Árabe.

Un recorrido por el sur

La mejor manera de visitar las ciudades costeras de esta parte de Chipre es alquilando carro, porque todo lo que hay para ver está muy cerca.

En la antigua ciudad de Kition, se puede visitar el viejo barrio turco, el paseo de las palmeras, el acueducto de Kamares, la Gran Mezquita al lado de un fuerte medieval, la Plaza Europea, dos parques arqueológicos de la antigua ciudad griega, la tumba, iglesia y museo bizantino dedicados a Lázaro y la mezquita Hala Sultan Tekke, en honor a Umm Haram, la madre adoptiva del profeta Mahoma.


A 40 km aparece el Cabo Greco, paraíso absoluto, lugar de hoteles de lujo, sitios para comprar, discotecas y bares, donde está Ayia Napa, una de las mejores playas, donde las aguas turquesa se llenan de gente que se amontona en las rocas o en la arena blanca durante el verano. Es "la" playa de Chipre, con una vida nocturna muy agitada. Al lado, está Protarás, mucho más tranquila pero igual de bella.


Rumbo al sur, aparece Limassol, considerada la segunda urbe más importante, también con playas divinas sobre la bahía y el Cabo Gata. Es una ciudad moderna y comercial, con un barrio turco, arquitectura de herencia británica en el barrio colonial que rodea al castillo bizantino, donde en 1191 se casó el rey de Inglaterra Ricardo Corazón de León con Berenguela de Navarra.


En las afueras, están las ruinas griegas de Amathus de más de 3000 años, donde según el mito, Ariadna murió durante el parto después de fugarse de Creta con Teseo y donde el apóstol San Pablo profirió algún que otro sermón. Más lejos de la costa, abundan las viñas, plantadas por los cruzados en la Edad Media, donde la fiesta de la vendimia es una de las principales celebraciones.

Camino a Pafos, a 40 km de Limassol se encuentra Pissouri, un pequeño pueblo de casas pintorescas en las laderas, alejado de los complejos turísticos de la costa, donde se producen deliciosos vinos dulces. Entre viñedos y frutales, es una gran parada para comer y beber antes de visitar el lugar de nacimiento de Afrodita.

Commandaria es un vino para postres con un sabor tan rico como su historia. Se cree que los caballeros de las Cruzadas le otorgaron su nombre en el siglo XIII, pero que se produjo por primera vez hace 5.000 años.


Se produce en las fértiles pendientes de gran altitud, en el suroeste de la isla que se conoció como La Gran Comandería en las Cruzadas. En esa época, los Caballeros de la Orden de San Juan renombraron al vino local en honor de su nuevo protectorado.

Según la leyenda, el rey inglés Ricardo Corazón de León de estaba tan entusiasmado con el commandaria, que en su boda lo calificó como “el vino de los reyes y el rey de los vinos”, según menciona el Libro de Récords Guinness.

Pafos tiene un nuevo paseo marítimo con palmeras y terrazas para disfrutar del aire de mar y permanece más auténtica que las más turísticas Larnaca y Limassol. No hay grandes construcciones hoteleras, ni centros comerciales, sino playas de arena fina como Polis y Coral Bay, aldeas apacibles, naturaleza salvaje, numerosos yacimientos arqueológicos como la ciudad antigua grecorromana declarada Patrimonio de la Humanidad y las tumbas de los reyes helenísticos, una fortaleza medieval y una impresionante colección de mosaicos.


Las referencias a Afrodita están por todas partes y los viajeros llegan a Petra tou Romiou, una playa de guijarros grises, no de las más lindas, pero donde Cronos, hijo del Cielo y la Tierra, rebanó los genitales de su padre, los arrojó al mar y de la espuma nació la diosa del amor.

Muy cerca está el Templo de Apolo, dios del arte y la belleza. La última parada del recorrido por el sur de la isla se aleja del mar transparente, para introducirse de lleno en los bosques y las montañas de Tróodos, que llegan a los 2000 metros en el Monte Olimpo.

La comida es deliciosa, mezcla de herencia griega con toques orientales. A pesar de la cercanía con el mar, el plato fuerte es la carne y no tanto los pescados, que solo se consumen en los lugares más turísticos y son caros.

La costumbre es pedir siempre mezze (tapas o diferentes entradas servidas en pequeños platos) y la estrella sin dudas es el hallumi, un queso de cabra u oveja que se cocina a la plancha. Otras especialidades son la ensalada de yogurt y menta, la moussaka o lasaña de berenjena y las hojas de parra rellenas de arroz.

Por el norte

Nicosia es la única ciudad europea dividida militarmente en dos partes, la griega y la turca, está rodeada por una muralla del siglo XVI y es una mezcla perfecta entre un gran pasado histórico y un presente moderno y cosmopolita.

El paso por la frontera es sencillo y los carros alquilados por viajeros van y vienen sin problema, es que ya desde hace un tiempo el ejército turco se dio cuenta de que el turismo es un fuerte ingreso y hay que aprovecharlo.

Lo primero que llama la atención son los minaretes de la mezquita de Selima, instalada sobre la catedral gótica de Santa Sofía construida en el siglo XIII, similar a la de Notre-Dame de París.


Cerca hay un caravasar otomano muy interesante, una especie de posada donde dormían y se alimentaban los viajeros y sus animales. El lugar fue restaurado, se pueden comprar artesanías y tomar un clásico café turco.

Hacia el norte, antes de llegar a Kyrenia (Girne en turco), la ciudad más importante de esta parte de la isla, aparece el castillo de San Hilarión, en lo alto de la montaña. Según la leyenda, Walt Disney se inspiró en esta fortaleza para crear el palacio de la reina malvada de Blancanieves. Las ruinas están rodeadas por jardines, senderos y escaleras empinadas que llevan a la torre, desde la que se pueden disfrutar las mejores vistas. Hay una iglesia dentro y el Museo del Naufragio, con una nave hundida hace más de 2000 años, en la época de Alejandro Magno.


A solo 20 km está Kyrenia, con un pintoresco puerto creado por los romanos, varias mezquitas, antiguas iglesias y museos. Una de las principales atracciones es un castillo sobre la costa, que sirvió a los bizantinos para defenderse de los árabes. Desde aquí se ve la Abadía de Bellapais ("de la paz"), que mira hacia el Mediterráneo.

El otro punto imperdible del norte es Famagusta, una ciudad histórica, portuaria y amurallada, donde se pueden visitar las ruinas del templo de Zeus, un estadio y la necrópolis; también un castillo donde Shakespeare ambientó Otelo, en cuya torre supuestamente el celoso moro de Venecia dio muerte a Desdémona.


Además, vale la pena entrar a la mezquita principal, que como en Nicosia fue construida sobre los restos de una catedral gótica islamizada, pero esta vez inspirada en la de Reims.

A pocos kilómetros está Salamis (o Salamina), quizás las ruinas más famosas de la isla, con restos arqueológicos que datan del siglo XI a. C., durante la Edad de Bronce. Los griegos convirtieron a la ciudad en un importante centro comercial y luego pasó a formar parte de los imperios romano y bizantino.

Los edificios mejor conservados son del período romano, como los baños, el teatro y el gimnasio. También se mantienen en pie columnas que rodean la antigua ágora griega, y mosaicos y restos de basílicas de la época bizantina. A cada paso, Chipre representa el sello de distintos pueblos, imperios y religiones, y es justamente este sincretismo lo que la hace tan fascinante.

Datos interesantes:

  • La mayoría de los habitantes habla griego o turco, aunque no hay problemas para comunicarse en inglés.

  • El fútbol es el deporte más popular, hay muchos equipos y juegan los torneos clásicos de la liga europea.

  • La moneda oficial es el euro.

  • Se maneja por el lado izquierdo.

  • Chipre tiene más de 300 días de sol al año, por eso es un destino de playa seguro.

  • Las mejores épocas del año para viajar son entre marzo-junio y septiembre-octubre, ideal para llevar a cabo actividades al aire libre.

Fuente: lanacion.com.ar


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