Las farolas del Paseo de Gracia
Barcelona es una de esas ciudades que no solo es bonita sino que fue pensada para que así fuera y lo es de forma tan natural que no falta quien la visite y ni siquiera note algunos de sus encantadores detalles.
Uno de estos detalles son las 32 farolas que iluminan el hermoso Paseo de Gracia.

Y con farolas nos referimos a los postes de luz que no solo iluminan la avenida sino que proveen un espacio de descanso ya que su base la conforma un asiento con estilo de mosaicos, muy al estilo del diseño que caracteriza a esta ciudad desde inicio del siglo XX.

Contrario a lo que podría pensar el imaginario popular, las farolas no son diseño de Antoni Gaudí sino de Pere Falqués i Urpí, quien trabajara como arquitecto municipal de 1889 a 1914. Su empeño fue en embellecer la ciudad al mismo tiempo que ésta se convirtiera en un lugar moderno y práctico.
Sin embargo, el famoso arquitecto fue, en su momento, objeto de grandes críticas pues consideraban que su trabajo era "lo más feo del Paseo" ¡cómo cambia el mundo!
Las farolas fueron instaladas en el año 1906 y desde entonces brindan al paseo una visión completamente diferente al resto de las calles de la ciudad y sin duda lo convierten así en único, inconfundible y que además transmite ese aire tan forzadamente natural que parece inundar a la ciudad.

Están hechas de hierro fundido y forjado que forma figuras naturales que incluyen aves y plantas en forma de enredadera.
Su diseño permite que la luz que desde ellas se esparce ilumine tanto la calle como la acera.

Un par de otras características de Barcelona incluyen los barrios con el encuadre perfecto, como por ejemplo L'Eixample, cuyas cuadras están formadas por edificios de cinco pisos, todos con las esquinas recortadas en diagonal y que son cruzadas por una avenida ¡diagonal!

Cada manzana mide 133,30 metros de ancho, incluyendo los 30 metros libres que quedan (15 metros por lado) por la diagonal esquinera. Y recordá que a su vez, los edificios tienen cinco pisos de alto ¡ah! y su posición, aunque se caracteriza por las líneas rectas, no es paralela a los puntos cardinales. Podrás preguntarte entonces ¿por qué? y ¿para qué?

La razón es más sencilla de lo que te imaginás: Para permitir que la luz natural ingrese a los edificios e ilumine las calles (contrario, por ejemplo, a lo que pasa en New York) sin que la sombra de un edificio afecte ni a la calle ni a otros edificios, tomando ventaja siempre de la rotación de la tierra, para aprovechar de mejor forma la luz del sol.

De esta forma, podrás siempre apreciar que el Paseo de Gracia luce iluminado, sea por la luz natural del día o por la armoniosa luz artificial que las farolas proveen desde las alturas, convirtiéndose no solo en piezas de arte y diseño sino también en un símbolo de esta ciudad bien pensada.

Barcelona es una de las ciudades que se visitan varios de nuestros circuitos europeos, pero también podés visitarla como un regalito maravilloso que te podés dar, conocé nuestra propuesta para la Extensión a Barcelona, que podés disfrutar viajando desde cualquier ciudad en España, Portugal, Francia o Italia, entre otros.
La próxima vez que visités Barcelona, recorré el Paseo de Gracia y pensá en cuánto trabajo llevó hacerlo parecer naturalmente hermoso ¡a la fuerza!